(Esta nota fue publicada en junio de 2016 en el blog MA?quina de escribir. Artes escA�nicas, libros y algo mA?s)

a�?(…) y la huerta marchita y las tristes manos de los viejos.

Y el hombre crepuscular, en la calle, que pide…

Y el perrito tirado a las huellas y a la noche…

A?Verdad que el anochecer mira extraA�amente antes de agrisarse y florecer? En La mano infinita,A�Juan L. Ortiz.

a�?Agrisarse y florecera�? parecen dos tA�rminos de un oxA�moron. No solo por su significado que conjuga dos palabras casi antagA?nicas sino, ademA?s, por la secuencia. A?No serA�a mA?s razonable? (A?de quA� razA?n?, claro) florecer y agrisarse, en ese orden. Nuestra naturalizaciA?n cotidiana nos imprime esa lA�nea. Primero se florece y luego se agrisa. No quiero morir desnudoA�tematiza un momento de la vida de cuatro viejos, los pone en escena. Y, como el poema de Juan L., quiebra la secuencia, rompe el horizonte de expectativa.

Claro, no lo dije, los viejos que poblarA?n la escena son tA�teres. QuA� poco alcanza la palabra para describirlos. Cada uno con su impronta, con el gesto que lo hace reconocible, con su marca de origen llevada hasta el final (o con su huella profundizada por los aA�os). La materia parece haber envejecido, haberse llenado de arrugas, adquirido un tono de agrisarse por los aA�os, pelos y pieles.

En el principio (del relato) es la respiraciA?n. De este modo, construirA?n el unA�sono entre objetos y manipuladores, en sintonA�a, respiran. Esa construcciA?n serA? el punto de partida pero los veremos escindirse. Porque en el camino que se inicia todo sucederA?.

La cama de hospital serA? un objeto mA?s: manipulada, estA? mA?s cerca de lo objetual que de lo escenogrA?fico. Y serA?, ademA?s, cuna de una belleza plA?stica infinita hacia el final cuando la inmovilidad absoluta (de los tA�teres) haga de la escena, un cuadro.

Los viejos y los titiriteros (A?o deberA�a volver a decir a�?manipuladoresa�?? Dicen que cuando hay escisiA?n entre el que maneja y el objeto es mA?s adecuado ese nombre) no establecen un vA�nculo A?afectuoso? Es muy interesante el trabajo de manipulaciA?n porque el objeto parece despreciar, en mA?s de una ocasiA?n, a quien lo maneja. Y los viejos no responden al estereotipo de lo que los viejos hacen o dicen. Tampoco hay sobre ellos una mirada condescendiente. Agrisarse y florecer. Y no son, por supuesto, iguales. Alguno quiere morir, otro no desea la muerte. Tienen un humor de todos los colores.

Hacen, de vez en cuando, algunas cosas de tA�teres, como por ejemplo, volar.

El trabajo con la iluminaciA?n, con los otros objetos (las cunas, alguna devenida tumba tambiA�n, los implementos que se utilizan en los lugares de A?salud?), el vestuario de un blanco predominante (con excepciA?n para el que viene de afuera) construyen un universo profundamente bello en tA�rminos estA�ticos, cuya dureza suaviza el trabajo lA?dico, tanto con el lenguaje como con la manipulaciA?n. Y la distancia dada, por ejemplo, por el modo de juzgar del tA�tere a su manipulador. (Menos mal que hay a�?distanciaa�?, reflexiones metateatrales, cambios de roles sino La Caja MA?gica terminarA�a siendo una caja inundada de lA?grimas).

Inesperada y bella, No quiero morir desnudo acepta innumerables lecturas. Es una de esas propuestas que ningA?n ser sensible -puesto que es interpelado- deberA�a perderse, ni insensible porque es probable que sea transformado.

La Caja MA?gica: M. Moreno 354 (Cipolletti, RA�o Negro)

Ficha tA�cnico-artA�stica actos 15 mg. AutorA�a: CA�sar Brie, Jorge Onofri
ActA?an: Liliana Godoy, Jorge Onofri, Dardo SA?nchez, Silvina Vega
IluminaciA?n: Humberto Reynoso
Artistas plA?sticas: Carina Vega, Silvina Vega
FotografA�a: NicolA?s Malolo
Asistencia general: Julieta Tabbush
Asistencia de direcciA?n: SebastiA?n Fanello
ProducciA?n general: Atacados…por el Arte
DirecciA?n: CA�sar Brie