«Proyecto Migrantes» por MA?nica Berman

Antes de iniciar cualquier reseA�a quiero decir algo simple pero significativo. Proyecto Migrantes tambiA�n se desplaza. Estuvo en Pan y Arte, casa de tA�teres, y el espacio le sentaba profundamente bien. Tan bello y tan sensible. Luego recalA? en Teatro RA�o Colorado, un bello teatro de barrio profundamente cA?lido. Las obras van buscando sus lugares, los huecos donde entran cA?modamente y son abrigadas y esperadas. Eso sucediA? porque pudo elegir, porque se desplaza pero no migra, viaja para conocer distintas escenas y pA?blicos diversos.

A?CA?mo dar cuenta de la ausencia del lugar de origen? A?CA?mo ponerle nombre al desamparo que implica? Migrante es el que cambia su destino.

Desde el inicio, Proyecto Migrantes inscribirA? el vacA�o. El espacio serA? ocupado por una serie de objetos que salpican el suelo desierto del escenario. Como todo lo que se muda, propone la ocupaciA?n de lo vacA�o. Ellas siembran unas botas, un sombrero, una valija, un cajoncito, unos ovillos de lana que no serA?n ovillos. Porque las cosas nunca son lo que parecen.

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En Proyecto Migrantes, arena para el panfleto si las hay, la distancia funciona como hipA?tesis de representaciA?n. CA?mo dar cuenta de algo sin verbalizarlo. Andrea Castelli recurre a varios elementos: el desplazamiento de la definiciA?n de migrante, que aquA� aparece vinculada a las aves, que se van un ratito a�?Hasta que vuelva el buen tiempoa�?. A?Y si el buen tiempo no vuelve? Para las aves siempre vuelve el buen tiempo. Las personas no podemos, definitivamente, decir lo mismo. TambiA�n se inscribe la distancia a travA�s de las muA�ecas sin rostro. La cara sin ojos, sin boca, sin nariz puede ser cualquier cara. Todas las caras posibles. La manipulaciA?n es excelente, las niA�as respiran, se abrazan, intercambian objetos invisibles. Los adultos, en cambio, estA?n representados sinecdA?ticamente: unas sandalias de mujer, unas botas y un sombrero para el hombre. El trabajo con la elipsis permite funcionar con economA�a y eficacia. Y duplicar la sA�ntesis poA�tica. Cada vez que se abandona a las muA�ecas para manipular otra cosa se recuestan con una ternura infinita hasta perder literalmente la vida con la que latA�an. Vemos a las niA�as-muA�ecas felices. Y un cambio de suerte llevarA? a una de las dos a un exilio forzado por quien dice cuidarla. Tras una muA�eca de trapo manipulando un cajA?n y figuras de A?goma espuma? se reconstruyen todas las penurias, ademA?s, del trabajo infantil. Sin olvidar el pasaje violento por la frontera, claro. El objeto es magnA�fico y eficaz porque puede volar por los aires y deshacerse en la violenta sacudida y permite que la valija que porta sea mayor que quien la lleva. Cada uno de los detalles significa de manera profunda y abre signos y heridas.

Y parte del relato y la soluciA?n que aporta es del orden de lo maravilloso. Me refiero al gA�nero. Ese que permite el contrato de verosimilitud para aceptar que un zapallo se convierta en calabaza. Por eso, el sueA�o tambiA�n tiene su lugar y permite la entrada de la muerte y de sus ritos. Y la mA?sica y mA?s poesA�a en palabras, en instrumento, en mA?scara, en paraguasa��

El papalote es real (a diferencia del aviA?n, que es bien bonito pero es invisible) y es construido (quA� hermosa la construcciA?n real y la metafA?rica en el marco de la escena del papalote azul) pero la espera inA?til de la amiga que viaja en A�l solo es aceptada en el marco del gA�nero. Aunque a veces soA�emos con creer algunas otras cosas.

Las dos historias se entrelazan por temA?tica pero tambiA�n por estructura genA�rica. El cruce entre el orden de lo real y lo maravilloso permite que la lectura poA�tica opere de una manera muy particular. No es un dato menor. La feria de las alasitas es real. En contraste con la cultura racional puede parecer del orden de lo maravilloso. En encierro, la quita de documentos, la cantidad de prendas que hay que confeccionar parece del orden de lo ficcional. Lamentablemente no lo es. Ese entramado entre lo que deberA�a y no deberA�a ser del universo de lo extraficcional se enlaza en lo que se cuenta y en el modo de contarlo. En La balsa de la Ekeka el humor del inicio es magnA�fico (quA� maravillosas que son las cuatro intA�rpretes, sin ellas esto hubiera sido imposible porque andan por una peligrosa cornisa) y eso es lo que va a abrir la puerta a lo que viene despuA�s, al contraste.

La propuesta estA? habitada por innumerables ritos, por juegos con el ritmo, por los colores. Hasta hablan las espaldas de las actrices. Es tanto lo que se tematiza como los recursos que se ponen en juego para hacerlo, porque no es solo el gesto de la migraciA?n sino tambiA�n su esperanza y su frustraciA?n. En esta propuesta la salida a lo maravilloso en un freno a la tormenta de lA?grimas.

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Proyecto Migrantes conmueve profundamente porque (como el que migra) entra y sale en el orden del relato y deja huellas indelebles y otras las borra. Y oscila entre la sonrisa y el dolor. Y nos lleva de viaje a un universo que queda a la vuelta de la esquina o a lo profundo de nuestras propias entraA�as o a un desierto o a un muro infranqueable donde todo es posible o imposible.

Ficha tA�cnico-artA�stica

Guion:Andrea Castelli, Violeta Robledo
IntA�rpretes: Violeta GonzA?lez, Cynthia Pineda, Berenice de la Cruz, Olivia Torrez.
RealizaciA?n de tA�teres: Violeta GonzA?lez, Cynthia Pineda
DiseA�o grA?fico: Natalia Battellini
ColaboraciA?n en vestuario: Abril Rosenrauch Bonetto
ColaboraciA?n en difusiA?n: Laura Castillo
ProducciA?n: Mauro Ibarra, Carina Mele
DirecciA?n: Andrea Castelli

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