«No darA� hijos, darA� versos» por MA?nica Berman

no darA�
FotografA�a: Laura Mastroncello.
Existen innumerables modos de comenzar. La propuesta dramA?tica de Marianella Morena tematiza A?quA�? de Delmira Agustini. DifA�cil de decir. La pone en escena, sA�, construye un personaje. No, uno no, tres. TambiA�n construye tres Reyes: su marido, exmarido, amante, asesino (sA� y no, es uno pero son tres). Mencionemos la coyuntura para ponerla despuA�s entre parA�ntesis: Buenos Aires acaba de tener su segunda marcha (un aA�o despuA�s) por el Ni una menos. Este es el momento de estreno en nuestra ciudad. La narrativa nos trae algo que se llamarA�a a�?femicidioa�? si el tA�rmino no fuera anacrA?nico. 1914. De ese aA�o data el asesinato de Delmira a manos del que habA�a sido su hombre. Definitivamente, el camino parece ser la tragedia. Pero no lo es. Aunque estA� presente, aunque sea del orden del relato. Y es en ese lugar donde No darA� hijos… empieza a desmarcarse de lo esperable, se arma en las grietas, ocupa los rincones, quiebra los estereotipos. En primer lugar, lo hace desde la distancia. La que produce la multiplicaciA?n de los personajes (porque los disA�miles actores construyen personajes disA�miles, lo que unifica es la escritura). El momento mA?s A?lgido, de mayor violencia entre ellos, Delmira y Reyes, tiene los parlamentos divididos, las palabras se diseminan, una Delmira le habla a un Reyes y luego a otro, sin cortar la frase. Y, ademA?s, introducen las canciones. El lenguaje tambiA�n juega su rol: existe una zona fuerte de lenguaje poA�tico, en las antA�podas de la conversaciA?n cotidiana (aunque haya otro registro lingA?A�stico que tambiA�n tiene su lugar).

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Las actuaciones se proponen como fragmentos para armar una pieza imposible. Gestos cortados, desplazamientos incompletos y un desafiante trabajo fuera del espacio de ficciA?n, que estA? bien demarcado y que se quiebra visitando otros rincones. Esto tambiA�n sucede en el principio, mientras el pA?blico se acomoda ellos ya estA?n a�?en personajesa�?. Entonces, ni el tiempo de representaciA?n se inicia (sino que ya lo vemos iniciado) ni el espacio centrado y cercado restringe lo que se habita. Esto que puede parecer un detalle no lo es porque funciona como un modo de lo estallado, de aquello que no puede contenerse, de lo que se expande en todos los sentidos posibles: espacio, tiempo, lenguaje, actuaciA?n, personajes…
Lo que vendrA? es un retroceso en tA�rminos temporales. Pero tambiA�n es como si planteara otro estatuto y, sin duda, juega en otro registro de actuaciA?n… temA?ticamente se busca reconstruir la vida de Delmira antes de Reyes. A?En serio? MA?s o menos. Lo que se hace es plantear quA� posibilidades hay de reconstruir alguna forma del pasado y en correlato, cuA?l es el modo posible de la representaciA?n. El planteo es profundamente teatral y maravillosamente lA?dico. AcA? los actores tienen los personajes repartidos y uno puede pensar que el director acertA? de manera definitiva en la atribuciA?n de los roles. Con un humor delicioso, soportado en lo lingA?A�stico y en lo actoral se plantea una reflexiA?n metateatral profundamente interesante (acA? es vA?lido decir que quienes eluden esta tematizaciA?n, pueden disfrutar, sin embargo, otras capas de sentido).
La tercera parte (porque estA?n claramente divididas) ya no tiene ni a Delmira ni a Reyes como personajes, sino que estos se construyen como tales a partir de discursos ajenos, con una justificaciA?n notable por lo original: se produce un remate de algunos elementos vinculados a la vida y a la muerte de Delmira y hablan los que adquirieron esos objetos.
Dejamos para lo A?ltimo la menciA?n a la A?escenografA�a? A?Se la puede pensar como tal? Es probable que no. Un piano y el pianista se encuentran en un lugar central del espacio. En mA?s de una ocasiA?n funcionan, ambos, como una especie de refugio (de fuego tribal a donde van a descansar cuando los actores a�?no actA?ana�? porque sus personajes quedan en pausa). Todo lo que aparece: cajones, mesa, florero, etcA�tera, son objeto de la manipulaciA?n de los intA�rpretes y arman un universo que no permite ser clasificado de manera homogA�nea.
Las canciones y la mA?sica, el notable nivel de los actores, el recorte del espacio (para el que la iluminaciA?n es causa y consecuencia), la excelente direcciA?n y un texto dramA?tico de un nivel de belleza innenarrable arman un conjunto imbatible.

Cierro acA?. Anduve este camino pero hay muchos otros caminos para hacer, lo sA� mientras decido despedirme de la escritura. Como todas las propuestas profundamente valiosas, tiene necesariamente mA?ltiples lecturas.

(Nota publicada el 17 de junio de 2016 en el blog MA?quina de Escribir. Artes escA�nicas, libros y algo mA?s).

Lunes 21 horas
Teatro Timbre 4: MA�xico 3554 (CABA)
Ficha tA�cnico-artA�stica
AutorA�a: Marianella Morena

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ActA?an: Jorge CastaA�o, Diego Faturos, Malena Figo, Iride Mockert, German Rodriguez, Rosario Varela
MA?sicos: AgustA�n Lumerman
Vestuario: Macarena Hermida
DiseA�o de escenografA�a: Macarena Hermida
DiseA�o de luces: Ricardo Sica
MA?sica original: AgustA�n Lumerman
Asistencia de escenografA�a: Camila Morvillo
Asistencia de vestuario: Camila Morvillo
Asistencia de direcciA?n: Ignacio Gracia
ProducciA?n ejecutiva: Zoilo GarcA�s
DirecciA?n: Francisco Lumerman

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